Cebolla
Larga (Aprendiendo)
Por:
EDUARDO ANDRÉS CASALLAS PINILLA
¿Qué
sería de un hogao sin el delicioso aroma y sabor de la cebolla larga?
Este
producto de origen asiático y de gran producción en nuestros campos colombianos,
día a día ha venido ganando terreno en cuanto a gastronomía colombiana se
refiere; sancochos, guisos, adobos o cualquier sopa que se le ocurra lleva este delicioso producto tan aromático
como cualquier especia.
Pero
más allá de la cocina, este producto que podemos conseguir en el supermercado
del barrio con facilidad, nos aporta un montón de beneficios a nuestra salud,
entre los cuales aportes vitamínicos de la A, B y C, los aportes del fósforo,
yodo, potasio e incluso la ayuda de fijar el calcio en nuestros huesos.
Con
el sabor de la cebolla larga, uno de los íconos de nuestra comida colombiana,
podremos también reconocer poco a poco sus variedades que aunque no son muchas generan
algún tipo de variación aromática. La tan conocida cebolla junca, de tallo y ramas
delgados (la más común), nos deja ciertas notas dulces, picantes y las propias de
la cebolla, que por momentos puede resultar molesto, pero que una vez inundado
nuestro olfato, armoniza muy bien el trabajo de nuestros sentidos.
Una
segunda variedad de cebolla larga es la imperial, se reconoce por su tallo
grueso y sus ramas cortas, un aspecto muy similar al puerro, de aromas y
sabores suaves y poco invasivos propios para salsas suaves.
Con
todo esto, sin importar su nombre, cebolla larga, cebolla junca, cebolla de
rama o cebolla pastusa, o si es de Boyacá, de los Santanderes o de Nariño, espero
hayan aprendido un poco y espero aprovechen al máximo este fruto de la tierra,
que solo el colombiano puede disfrutar, pues las características que adquiere
este delicioso tallo en nuestros campos, marca gran diferencia sobre el resto
de cebollas de rama en el mundo.
Imagen tomada de: http://fazzar.com/detalle_producto.php?id=4178